Robots reemplazan a sacerdotes Japoneses
En Japón los templos budistas representan los edificios religiosos más numerosos, famosos e importantes, pero ahora luchan por encontrar a los feligreses que necesitan para mantenerse a flote. Según una encuesta publicada por el diario Kyoto Shimbun, casi 13 mil de los 75 mil templos en Japón no tienen sacerdotes residentes o son co-administrados por sacerdotes de otros templos. La carencia de seguidores se marca más en las zonas rurales que han visto disminuir a sus poblaciones, ya sea de forma natural o debido a la migración a las ciudades.
La encuesta cubrió 62.600 templos o más del 80% de todos los templos pertenecientes a 13 sectas. Del total, 12.964, ó alrededor de 20%, no tienen sacerdotes. «Con el abandono de zonas rurales vemos muchos templos que carecen de feligreses para poder pagar por su mantenimiento», Algunos jefes de los sacerdotes, o «jyushoku» en japonés, gestionan hasta seis o siete pequeños templos.
Tradicionalmente los templos son pilares de las comunidades y ofrecen servicios funerarios, asesoría espiritual y la gestión de las tumbas de la familia. Se basan en las fiestas ceremoniales y el dinero generado por los seguidores locales sirve para cubrir sus gastos. Sin embargo, los altos precios de los funerales han llevado a muchos japoneses a buscar otras opciones más baratas, lo que ha pesado sobre las finanzas de los templos que ya están luchando con los cambios demográficos.
Y a raíz de todo eso es donde entra en escena Pepper, el robot japonés con sentimientos, un armatoste amigable que estaba diseñado para consolar a los depresivos y acompañar en la euforia y felicidad a su dueño, convirtiéndose en el robot ideal para hacer compañía a los ancianos y los forever alone de todas las edades.
Ahora la fama y fortuna que acompañó en su momento a Pepper no lo privó de una crisis espiritual, probablemente por convertirse en una especie de asistente-esclavo de su dueño. Afortunadamente Pepper salió adelante y ahora tendrá un nuevo empleo Sacerdote. Pero no cualquier tipo de sacerdote. Aprovechando su capacidad para consolar, la compañía SoftBank Group responsables del sofisticado robot lo reprogramó para que ahora se convierta en un monje budista que oficia sepelios.
Tampoco es que Pepper será el nuevo Papa, ni nada parecido.
Para comenzar, estará solamente en iglesias budistas; también, estará únicamente sustituyendo a sacerdotes que ofician los sepelios y cantará diferentes alabanzas propias de la religión budista. Esto es sólo con motivo de ayudar a las iglesias que no cuentan con los recursos suficientes para contratar tanto personal.
Asimismo el costo de cada Pepper que ya incluirá su batita ceremonial, es de 450 dólares y reducirá los costos de contratar a otro sacerdote que cobra mucho más de los 50.000 yenes equivalentes, los que costaría adquirir un solo Pepper.
Como van las cosas, este robot puede ser quien dé fin a las hostilidades entre los hombres o hasta que aparezca un amable infiltrado que tenga como tarea seducir para una nueva religión robot que conquistará a la raza humana por donde menos lo pensábamos: a través de la fé.